Nunca es tan difícil definir un concepto, los colores, la línea, como cuando es para nosotros mismos. Cuando hemos tomado una decisión nos asalta en medio del sueño una idea, y libreta a la mano los más organizados escriben a mitad de la noche y a oscuras unos garabatos que de mañana implicarán habilidades de arqueólogo para descifrarlos; y los menos, como casi todos los seres creativos, intentamos hacer una impresión mental antes de caer rendidos nuevamente en la almohada.
¿Y por qué es esto? Yo se lo atribuyo a que no hacemos un brief, o lo hacemos pero desde las emociones. El brief se hizo para los clientes, para poder extraer de sus mentes las intenciones, las ideas, lo que quieren transmitir para poder guiarlos hacia lo que deben transmitir. Aquí se mezclan las historias, los nacimientos de los emprendimientos, de los proyectos, de las familias, y desde allí es que como agencia conducimos ese proceso de materializar y proyectar.
Que no te de flojera hacer la tarea: el estudio de mercado, la síntesis del asunto, el desprender la emoción de las razones para que un buen día puedas decir con orgullo, “Lo logramos. ¡Y eso que al principio no tenía cara de nada!”. =)
Juliana Márquez P.